jueves, 19 de mayo de 2016

Demasiado fracaso escolar

         -Nacho, no sé para qué servimos los profesores. Fíjate en los alumnos de 1º E. –Se refiere a un grupo concreto.

-Podemos dividirlo en los alumnos aplicados, los normales y los que tienen problemas. Si dejáramos actuar a los dos primeros tipos de alumnos sin la orientación del profesor, estoy convencido de que serían capaces de aprobar y seguir en el curso siguiente sin necesidad de la intervención de ningún maestro. Sin embargo, los alumnos con dificultades suspenden. Me pregunto si los profesores hacemos algo en la escuela con este tipo de chavales. 
-Hombre, no seas tan drástico, Manuel. Tampoco es como lo dices.
-Pues, ¡explícamelo! Siempre coincide el número de suspensos con los alumnos que tienen dificultades. En vez de poner todo el interés y los mejores recursos sobre ese tipo de chavales, el sistema se encarga de desatenderlos. La cantinela de algunos profesores es siempre la misma: “estos alumnos me han llegado con un nivel muy bajo”; “con esa cuadrilla no se puede hacer nada”; “si no vienen dispuestos a estudiar, para qué se matriculan”. ¿No lo ves así?

-Yo creo que si el profesorado no hiciera su trabajo, ese grupo que calificas como alumnos normales, posiblemente no saldrían adelante. Reconozco la existencia de un alto índice de fracaso escolar. Es verdad. Pero la solución a lo que planteas no es fácil y lo sabes.

-Ya. Pero, si la educación no ayuda a los que tienen más dificultades y menos recursos a terminar con éxito, ¿para qué sirve? Si a mí, don José Antonio, un maestro que tuve en la enseñanza primaria, no hubiera creído en mis posibilidades y no hubiese hablado con mis padres para que siguiera los estudios de bachillerato, posiblemente yo estaría trabajando de peón en alguna obra de construcción. La intervención providencial de ese maestro para mí fue un gran obsequio de la escuela. Yo pienso que la educación debe ser un regalo de crecimiento para los educandos. No una carrera de obstáculos en los que el alumno se vea incapaz de superarlos y, por tanto, deba abandonar el sistema. Me revienta que nosotros estemos colaborando con la estructura educativa actual, si ésta no ayuda a que cada persona descubra sus propias posibilidades de crecimiento y ponga manos a la obra para desarrollarlas hasta el límite que le permita su libertad. –Manuel le insiste a Nacho en su pregunta esencial.

-¿No consideras interesante hacer un replanteamiento en el enfoque de los objetivos del profesorado? 

Fragmento del libro: "¿Para qué fui a la escuela?


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