Sin darme cuenta…
Mis manos mueven sus dedos, entre ellos se tocan y juegan.
Noto su contacto, la rugosidad de los surcos de la piel, el
roce suave de las huellas.
Sin darme cuenta…
Mis piernas sostienen el peso de este cuerpo, quizás
demasiado alimentado.
La consistencia de mis huesos resiste. El calzado acuna
sendos pies dormidos donde posa mi figura.
Sin darme cuenta…
Mi cabeza altiva, ahí está, dominando el horizonte desde los
hombros. Embotada por la historia de mi memoria. Repleta de energía sin
consumir. Esperando quizás una señal de otro planeta.
Sin darme cuenta…
Estoy vivo, todavía… sin darme cuenta.
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